Sobre las 11 de la mañana cogemos el autobús que nos lleva a Barajas; después de facturar el equipaje y pasar el control de aduana, tenemos un poco más de media hora para comer antes de subir al avión. Con las prisas, siempre se olvida algo: no hemos hecho fotos.
Llegamos bajo una intensa lluvia que nos acompaña durante casi todo el trayecto, pero justo cuando estamos a punto de entrar en Albi, sale el sol para darnos la bienvenida.
¡Y vaya que si lo están! Nos han preparado una buena merienda con pasteles típicos de la región, bebidas, etc. No falta detalle
y aunque al principio nos cuesta un poco, y apenas nos mezclamos,
acabamos por entablar conversación. Llega elmomento de irse, ha sido un día muy largo y cargado de emociones, pero ahora toca descansar, porque mañana a las 8 tenemos que estar en el instituto.